jueves, 31 de marzo de 2011

Hablemos del puerro.


Hoy no voy a hablar de cajas de cartón (cosa que resulta difícil porque siguen siendo el paisaje predominante en mi ambiente) ni de trasteo ni de caos. Voy a hablar del puerro. Siempre he considerado que el puerro es otro de esos vegetales que deberían ocupar un mejor lugar en las listas de consumo diario de la gente. Aunque hace rato quería escribir esta entrada, por estos días resurgió la idea porque me ha llamado la atención la frescura y tamaño de las que se consiguen en nuestros mercados.

Aunque la estación de los puerros en los países que tienen estos cambios climáticos va de septiembre a marzo, o sea, del otoño al comienzo de la primavera, en Colombia afortunadamente están disponibles todo el año, siempre con la misma buena calidad.

Para quienes no están familiarizados con el puerro, este pertenece a la familia de la cebolla, lo cual se puede deducir de su apariencia, por cuanto se asemejan a la cebolla larga, pero con unos tallos más gruesos y unas hojas más grandes y frondosas. Una de sus características más importantes y agradables es su sabor más delicado, casi dulce, que contrasta con el de las demás cebollas incluyendo la larga, y que al cocinarlo se hace aún más sutil, por lo que se presta para comerlo en sopas, cremas, e incluso apenas cocinado con una buena salsa, o gratinado. Me fascina en todas sus formas.

Además he venido a enterarme de que tiene un alto contenido de potasio, es laxante, diurético y recomendado para la artritis y problemas circulatorios. La parte blanca contiene más fibra soluble y la verde es rica en vitaminas y celulosa, que estimula el funcionamiento del sistema digestivo. Qué tal ah?

La receta que traigo hoy es una de las más clásicas de la cocina francesa y aunque ha sido publicada millones de veces y existen infinidad de versiones y formas de prepararla, yo regreso a Julia Child. Su receta, que a mi manera de ver es perfecta no solo por el resultado sino por la facilidad, solamente requiere cocinar los ingredientes y procesarlos para crear una sopa cremosa y suave que puede servirse para cualquier comida, ya sea entre semana para la familia, o para atender invitados. Es una de las sopas favoritas de mis hijas quienes la llaman “ajiaquito de puerro”, que es una descripción muy adecuada para esta preparación que es reconfortante y al mismo tiempo sofisticada.

Sopa de puerro y papa

Ingredientes:

1 libra de puerros (aproximadamente 3 tazas) cortados en rebanadas delgadas, incluyendo la parte verde pálido
3-4 tazas (aproximadamente 1 libra) de papa pastusa (o alguna variedad que no tenga alto contenido de almidón y se deshaga al cocinar) picadas en cuadritos o cortadas en rebanadas delgadas
8 tazas de agua
1 cucharada de sal
Pimienta al gusto
4 – 6 cucharadas de crema espesa o 3 cucharadas de mantequilla blanda
2 – 3 cucharadas de cebollín o perejil picados para decorar.

Preparación:

Lave bien los puerros para eliminar la tierra que contienen dentro de las hojas; la manera más fácil de hacerlo es cortar cada puerro por la mitad a lo largo y lavarlo bajo el chorro de agua separando las hojas con los dedos;


también puede cortarlos en rodajas y verter estas dentro de un recipiente con agua, dejándolas remojar durante unos minutos para que la tierra caiga al fondo del recipiente.

Ponga los puerros dentro de una olla junto con la papa y la sal,

y cocine a fuego medio alto durante 30- 40 minutos o hasta que los vegetales estén tiernos. (Como se puede apreciar, el puerro pierde su color verde vivo después de cocinarse por un tiempo largo). Si lo desea puede cocinarlos en una olla a presión durante 5 minutos, soltar la presión y cocinarlos destapados a fuego bajo durante 15 minutos adicionales.


Deje enfriar la mezcla ligeramente y procese en la licuadora por tandas si cabe la totalidad del líquido, hasta obtener una mezcla cremosa sin trozos de vegetales. (Si desea una sopa más líquida, añada los vegetales gradualmente para lograr la textura que desee).

Pase de nuevo a la olla y caliente a fuego medio bajo, adicione la pimienta recién molida.


Retire del fuego y adicione la crema o mantequilla si las va a utilizar, y ajuste la sazón. Sirva la sopa adornada con el cebollín o perejil. (La adición de la crema o mantequilla dan una consistencia más cremosa o “sedosa” a la sopa, pero si está tratando de seguir una dieta baja en grasa, sencillamente sírvala sin agregarlos).


Rinde 6 – 8 porciones.

Una variación de esta receta es la Vichyssoise, que es exactamente la misma receta, pero se consume fría, o sea, es muy apropiada para los días calurosos. Para prepararla, siga el procedimiento anterior pero cuele la sopa después de procesarla, agregue ½ - 1 taza de crema y enfría muy bien. Sírvala en tazas frías, decorada con cebollín.


Adaptada de una receta de Julia Child, de “Mastering the art of French Cooking”.



Vea también: Puerros a la vinagreta en la sección de Vegetales.


jueves, 17 de marzo de 2011

De Cartagena con amor....


Ya casi. Había hecho un primer intento de escribir esta entrada, que resultó interrumpido por la llegada del contenedor proveniente de Cartagena con nuestro trasteo. Cuando empecé este escrito, decía que esta no era la última etapa de este viaje porque aún nos faltaba recibir, ubicar, desempacar y ordenar cosas que con seguridad, no iban a caber, como sucede con la mayoría de los trasteos. A hoy, al menos hemos avanzado en los dos primeros ítems: recibimos todos los artículos, ubicamos parte de ellos y desempacamos todos los muebles y cosas grandes. Ya estamos en la otra etapa, es decir, cuando dejan de caber las cosas en los espacios que hay disponibles y uno se quiere lanzar delante de un bus!

Pero bueno, sigo diciéndome a mí misma que ya lo haré con calma, y por ahora seguiré buscando superficies planas o con algún tipo de cavidad que permita poner o guardar cosas para seguir eliminando cajas. Se acuerdan cómo se siente de bien cuando uno logra sacar otra caja? Desafortunadamente, la frecuencia de “bajas” de cajas ha ido disminuyendo. Van quedando esas rezagadas cuyos letreros leemos una y otra vez con la esperanza de que esta vez sepamos qué hacer con ellas, pero nada.

Y hemos adelantado también en el departamento de operaciones, pero no mucho: contamos con conexión de televisión e internet, pero carecemos de teléfono, nevera, lavadora, etc., etc. Espero que pronto pueda dar otro parte de victoria en estas gestiones.

Razón tienen al clasificar los trasteos como causa de inestabilidad emocional precedida solamente por la muerte de un ser querido y la separación o divorcio, pero tengo que reconocer que hemos contado otra vez con la ayuda de muchas manos generosas.

Pero pasemos al tema de la comida, que en esta oportunidad es un postre. Lo escogí porque varias personas me han reclamado que no he vuelto a incluir recetas nuevas de postres para hacer en la casa y por otro lado, porque este tiene una lista de ingredientes corta y una preparación rápida, con resultados deliciosos y además resulta muy adecuado para servir cuando tengan invitados. No es precisamente dietético, pero puede ser un pecadito para de vez en cuando.

Pie cremoso de naranja

Ingredientes:

Una masa para pie de una corteza (Ver receta en la sección de pies y tartas) cruda o una masa para pie lista disponible comercialmente

Para el relleno:

6 yemas de huevo
1 lata de leche condensada
1/3 taza de jugo de naranja
2 cucharadas de ralladura de cáscara de naranja

Para decorar:

Chocolate semi amargo rallado
Crema de leche batida con 2 cucharadas de azúcar pulverizada (opcional)

Preparación:

1. Precaliente el horno a 375° F (190° C). Ponga una de las parrillas en el 1/3 inferior del horno para evitar que el pie se dore demasiado.

2. Prepare la masa y forre con ella un molde para pie. Refrigere mientras prepara el relleno del pie.

3. Combine la leche condensada, las yemas de huevo, el jugo de naranja y la ralladura de cáscara de naranja en un recipiente hondo y bata con un batidor de alambre hasta que los ingredientes queden completamente incorporados.


4. Saque la corteza de la nevera y vierta el relleno dentro de la masa.

5. Lleve al horno durante 20-25 minutos. (El pie no habrá cuajado completamente, pero dados sus ingredientes, irá endureciendo más a medida que vaya enfriando). Saque del horno y deje enfriar completamente.


6. Para decorar, utilice un pelador y con este ralle “aserrín” de chocolate encima del pie. Si lo desea, bata la crema de leche y póngala alrededor del borde el pie en forma decorativa.


(Puede guardar el pie en la nevera durante un par de días).


Rinde: 6-8 porciones.