martes, 28 de junio de 2011

Helado casero


Hacer helado es una de las actividades que yo incluiría entre las “1,000 cosas que uno debe hacer antes de morir”. En serio. Recuerdo con toda claridad la máquina de hacer helado que teníamos en mi casa de infancia. Era un recipiente de madera en forma de balde que se llenaba de hielo y sal; allí se metía otro recipiente con el líquido de helado y había una manivela a la que se daba vuelta durante un período que a mí me parecía infinitamente largo por lo que invariablemente acababa delegando el ejercicio a otra persona no sé si porque me aburría de hacerlo o me cansaba. Desde entonces me ha parecido un proceso mágico.

Cuando mis hijas vivían en la casa con nosotros, me negué repetidamente a comprar una máquina de hacer helado porque sabía que eso tenía un costo calórico muy alto. Así como nunca quise a tener en mi cocina una máquina de hacer pan. Es como jugar a la ruleta rusa, pero uno siempre se come la bala.

Pero en mis clases de cocina tuve la oportunidad de volver a hacer helado y aunque seguía empeñada en no tener una máquina a mi alcance, mi familia leyó el “no pero sí” en mis palabras y me regalaron una. Cedimos a la tentación y durante el fin de semana que pasó, la estrenamos y preparamos el helado que aparece abajo. Sé que es un aditamento especial y que además va conectado a una batidora que solamente usan las personas que hornean con frecuencia, pero quise mostrarles cómo funciona y antojarlos.

La receta que presento aquí es la que viene en el folleto de la máquina Kitchen Aid, con ligeras modificaciones en el procedimiento, y que nos encantó. Resolví agregarle al helado unas cucharadas de dulce de agraz (receta en la sección de Salsas y en la de Postres) y el helado resultó exquisito. No hemos debido aplazar esta compra por tanto tiempo!

Helado de vainilla francesa

Ingredientes:

1 ¼ tazas de crema de leche espesa + 2 ½ tazas
1 ¼ taza de leche entera
8 yemas de huevo
Una vaina de vainilla o 4 cucharaditas de extracto de vainilla
1/8 cucharadita de sal

Preparación:

1. Mezcle la 1 ¼ taza de crema con la 1 ¼ taza de leche entera y lleve a una olla; caliente la mezcla sin que hierva, baje del fuego; corte la vaina de vainilla por la mitad a lo largo, raspe los granos diminutos que están dentro con la ayuda del lomo de un cuchillo y adiciónelos a la olla. (Si está usando extracto de vainilla, añádalo en este momento). Deje conservar durante 15 minutos.

2. Aparte, mezcle las yemas con el azúcar


Bátalas con la ayuda de un batidor de alambre hasta que aclaren y espesen.


3. Regrese la mezcla con la vainilla al fogón y caliente de nuevo. Vierta parte de ella sobre las yemas y revuelva bien, a fin de temperar las yemas y que no se cocinen por la alta temperatura de la leche. Adicione el resto de la mezcla gradualmente y revuelva bien para que todo quede bien incorporado.

4. Devuelva la base de helado a la olla y cocine a fuego medio bajo revolviendo constantemente hasta que esta espese y deje una marca en una cuchara de palo. Tenga cuidado de no cocinar demasiado para que no se pegue al fondo de la olla ni se hagan grumos.


5. Cuele la mezcla dentro de un recipiente y añada las 2 ½ tazas de crema de leche restantes y la sal. Revuelva. Coloque el recipiente sobre hielo y revuelva frecuentemente para que la mezcla enfríe rápida y uniformemente.


Cuando esté fría al tacto, llévela a la nevera por un tiempo adicional (aproximadamente 2 horas) para asegurarse de que esté completamente fría.

6. Vierta el líquido en el accesorio de helado previamente congelado y comience a batir a velocidad lenta;


Continúe batiendo,


y podrá apreciar cómo el helado va espesando poco a poco y adquiriendo un mayor volumen.

Continúe procesando durante 15-20 minutos o hasta que logre la consistencia deseada.
Si quiere adicionar alguna fruta, hágalo durante los últimos 2 minutos de procesamiento en la máquina, o agregue envolviéndola con una espátula después de retirar el helado de la batidora.


7. Sirva inmediatamente en recipientes o congele en un recipiente hermético.



Rinde 16 porciones de ½ taza cada una.

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sábado, 18 de junio de 2011

Sopa de tortillas y pollo con atajos

Aquí estoy. No me he ido a ninguna parte, aunque así lo parezca por mi ausencia prolongada de este espacio. Por el contrario, siento que llegué a mi casa un poquito más, si es que la expresión es correcta. Lo digo porque el fin de semana pasado aterrizó en Bogotá Silvia, mi hija menor, y eso ha hecho que el espacio nuevo en el que estamos viviendo se parezca más a nuestro hogar. Alguien dijo una vez muy acertadamente que el hogar no es un espacio, es dondequiera que sea que la familia esté reunida, y nuestros cambios recientes lo han demostrado a cabalidad. Así que hoy estoy gozando de la presencia de Silvia, así sea de vacaciones, para afianzar mi regreso y seguir avanzando en la adaptación a esta nueva etapa que todos estamos comenzando. Nos falta Verónica, el último ladrillo de la casa que ya casi va a venir.

Con la visita de Silvia cambia la rutina de la casa que con nuestro traslado a estas tierras se transformó en nido vacío. Otra vez hay puerta del cuarto cerrada hasta la hora que se acabe el sueño, desayunos tardíos y almuerzos preparados en familia casi completa. Experimentos culinarios y música bastante más moderna en la cocina. Los chistes malos o buenos pero nuestros que conocemos de siempre y que no fallan en hacernos reír. En fin, es como volver a usar la chaqueta vieja que es la que nos acomoda. Se siente muy bien.

Con gusto entro a la cocina a preparar las cosas que ellas identifican con su hogar. Esta vez, una sopa de tortillas mejicana, de esas que comíamos en invierno y casi siempre con amigos y que cada uno convierte en propia agregando los ingredientes opcionales que la acompañan. Aunque en una entrada anterior presenté el pozole, que tiene la misma idea, considero que la sopa de tortillas es más popular; esta es una versión ante la cual los puristas de la comida mejicana se pueden horrorizar, pero que resulta más realista por cuanto suprime los pasos e ingredientes menos prácticos y reduce el tiempo de preparación a la tercera parte, con muy buenos resultados.

Ofrezco disculpas por la calidad de las fotos de esta entrega. La cámara estaba mal graduada pero fue un caso de “apura que se enfría” y “tranquila que las fotos quedaron perfectas y comamos ya”. La verdad es que esta sopa se debe comer bien caliente y la impaciencia nos ganó.

Sopa mejicana de tortillas y pollo

Ingredientes:

2 cucharada de aceite vegetal
½ taza de cebolla cabezona (yellow onion) picada finamente
1 cucharada de chili en polvo o más, al gusto
2 cucharadas de pasta de tomate
4 mitades de pechuga o contramuslo de pollo de pollo (o una mezcla de estos) sin piel
Sal
8 tazas de caldo de pollo
6 tallos de cilantro


Condimentos:

1 ½ tazas de tomates picados en cuadritos
1 taza de maíz tierno (fresco, enlatado o congelado)
1 paquete de tostadas mejicanas de maíz listas (disponibles comercialmente)
2 aguacates (paltas) cortados en cubos a los que se agregan unas gotas de limón
½ taza de queso fresco o quesito desmoronado
Crema agria al gusto
Cilantro fresco picado

Preparación:

1. Caliente el aceite en una olla grande en la que va a preparar la sopa. Añada la cebolla y cocine a fuego medio hasta que esté transparente, no dorada, unos 4 minutos. Añada el chili en polvo y la pasta de tomate y revuelva con una cuchara de palo para cocinar brevemente e integrar; tenga cuidado de no dejar quemar el chili.

2. Sazone el pollo por ambos lados con sal y pimienta y acomode las presas entre la mezcla de chili y cebolla, volteándolas una vez para que queden cubiertas por la mezcla en forma uniforme.

Agregue caldo suficiente que las cubra y cocine a fuego bajo hasta que el pollo esté bien cocinado y muy tierno, unos 30 minutos. Añada caldo durante la cocción si ve que se ha evaporado.

3. Cuando el pollo esté listo, retírelo del caldo, deje enfriar hasta que lo pueda manipular, y deshilache en trozos del tamaño de un bocado; deseche los trozos grasosos. Reserve.

4. Si el caldo en el que se cocinó el pollo tiene muestras visibles de grasa en la superficie, retírela con una cuchara. Añada el caldo restante y los tallos de cilantro y mezcle bien. Hierva destapado a fuego mínimo hasta que el caldo se reduzca en un tercio, unos 30 minutos. Asegúrese de que haya quedado suficiente caldo para las porciones señaladas.



5. Para servir, distribuya el pollo en recipientes hondos o cazuelas y agregue el caldo bien caliente. Pase a la mesa y deje que los comensales agreguen al gusto los condimentos.


Rinde 4 porciones.

Adaptado de la revista Fine Cooking.

Y para los papás de aquí y allá, un feliz día!