lunes, 4 de noviembre de 2013

Un antojo





Me parece increíble que ya pasó Halloween, que llegó y se fue sin darme cuenta, que ya estamos rodeados de decoraciones de Navidad por todas partes y que uno empieza a sentir esa ansiedad que produce la inminente llegada de fin de año. La edad no ayuda para eso,

porque mentalmente uno empieza a hacer unas sumas y restas de años que producen más angustia, y por eso es mejor pensar en galletas, ponqués de Navidad y figuras de Papá Noel. (no en regalos, aclaro, porque eso es todavía más opresivo y en mi caso, irritante.).

Pero el tiempo no se detiene, y hay que aceptar la verdad con dolor y resignación: este año está terminando, y viene la Navidad. Cuento los días, eso sí, para ver a mis hijas de nuevo durante las vacaciones y tenerlas conmigo aunque sea unos pocos días en plan de familia, acompañándonos las tres y cocinando juntas los antojos que traen cada vez que vienen. Qué delicia!

La receta de hoy es un antojo, pero mío. Es un plato de garbanzos, sinónimo de "casero". Siempre me han fascinado los garbanzos, pero antes no los preparaba porque no tenían acogida en mi casa. Ahora no cocino mucho para mí sola, pero cuando le dedico tiempo a mis gustos, los disfruto enormemente. Es un plato muy fácil de preparar y tiene un cambio de sabor con respecto a los cocidos de garbanzos tradicionales, (léase el que nos servían en el colegio, y que acabamos aborreciendo) que es la adición de chile, semillas de cilantro, cilantro fresco y perejil.  Exquisito. Es un plato vegetariano, pero quienes quieran darle un poco más de carácter, pueden agregarle trozos de chorizo o de algún embutido.

Como indica la receta, se pueden usar garbanzos enlatados. Yo usé secos, dejándolos hidratar la noche anterior y cocinándolos con una pizca de sal y un trozo de cebolla. Los enlatados resultan muy prácticos y es algo que se debe tener en la despensa siempre, pero trato de cuidar la ingestión de sodio, así que si tengo los secos y el tiempo, los prefiero.




Garbanzos con papa y tomate

Ingredientes:

1/4 - 1/3 taza de aceite de oliva
1 cebolla grande, picada
2 zanahorias cortadas en rebanadas de 1 cm de grosor
3 papas rojas medianas cortadas en cuadritos del tamaño de los garbanzos
1 chile pequeño cortado en cuadritos (o escamas de chile seco)
2 dientes de ajo machacados con 1/2 cucharadita de semillas de cilantro
1 taza de tomates pelados y cortados en cuadros medianos
3 tazas de garbanzos cocidos en casa o 2 latas de grabanzos de 15 onzas, enjuagados
Sal y pimienta negra recién molida
1/2 taza de agua o de caldo de cocción de los garbanzos
1/4 taza de cilantro (o al gusto)
1/4 taza de perejil (o al gusto)

Preparación:

1. Caliente el aceite a fuego medio en una sartén ancha.

2. Agregue la cebolla y cocine revolviendo de vez en cuando hasta que adquiera un dolor ligeramente dorado, aproximadamente 8 minutos. Añada las papas, zanahorias, chile y ajo y cocine durante 5 minutos más.

3. Agregue los tomates y los garbanzos, sazone con una cucharadita de sal y la pimienta negra y adicione el agua.

4. Tape y haga hervir suavemente hasta que las papas estén tiernas, unos 15-20 minutos. Ajuste la sazón, integre las hierbas picadas y sirva caliente, acompañado de arroz blanco o de unas tajadas de pan de ajo.




Rinde 4 porciones.

(Adaptado de "Vegetarian Cooking for Everyone"de Deborah Madison).




lunes, 30 de septiembre de 2013

Una segunda oportunidad...


Tranquilos que  no me voy a poner trascendental.

En cambio,  voy a hablar de las repollitas o coles de Bruselas. Me fascinan, pero no siempre fue así. Sentía angustia desde que mi mamá las escogía cuando íbamos  a  la primera sede de Pomona de la calle 100 donde se encontraban magníficas verduras, recién transportadas de una finca, y las depositaba en el carro del mercado;  me hacía cara de "si, son repollitas, y te las vas a comer...". Yo sabía lo que ella estaba pensando y ella lo que yo estaba tratando de no pensar.  Pero logró que me gustaran y la verdad es que las comíamos con bastante frecuencia en mi casa.

Sin embargo,  hay muchas personas que no superan el trauma de la infancia cuando los forzaban a comer esta verdura, que incluso era relativamente desconocida en el menú bogotano tradicional;  no falta quien al servirlas o hablar de ellas hace cara de espanto y desagrado y casi invariablemente menciona el olor fuerte y penetrante que emana de la olla cuando se están cocinando, y que con el tiempo aprendí que se presenta cuando las repollitas se cocinan en exceso.

A raíz de mi paso por Estados Unidos aprendí dos cosas: que esta es una verdura típica de las cenas del día de Acción de Gracias y que existen muchísimas preparaciones además de la  más conocida, que consiste en cocinarlas y condimentarlas con mantequilla o aceite de oliva, sal y pimienta.

Y como siempre me gusta añadir algo acerca de las características de los alimentos, les cuento que la col de Bruselas es rica en vitaminas A, C y K. Además, contienen fibra y potasio y vitaminas B. También se destacan por suministrar folato, proteínas y el antioxidante beta-caroteno . Y finalmente y talvez lo más importante, contienen unos compuestos denominados glucosilonatos, ampliamente conocidos por sus propiedades anti cáncer. No está mal no? (Ver Glosario).

Así que no las sigan ignorando, más bien trabajemos en buscar formas de prepararlas que resalten su sabor pero no su olor y así  beneficiarse de esta verdura que recientemente fue catalogada como un "Super Alimento". No sean malos,  traten de darles una segunda oportunidad... 

La receta de hoy es de una ensalada de repollitas crudas. Sí, suena raro, pero la combinación es súper fácil, deliciosa y tiene una mezcla de texturas muy agradable. No se preocupen si no tienen una mandolina, también las pueden cortar con un cuchillo, procurando obtener láminas lo más delgadas posible.  


Ensalada de láminas de Coles de Bruselas (repollitas)

Ingredientes:

1 libra de repollitas sin  las hojas exteriores, lavadas y secas
1/2 - 3/4 taza de nueces del Nogal (u otro tipo de nuez) 
1/2 - 1/3 taza de cranberries secas hidratadas (opcional)
3 cucharadas (o al gusto) de queso Pecorino o Parmesano rallado
1/4- 1/3 de taza de aceite de oliva
2 cucharadas de jugo de limón recién exprimido
1 cucharadita de ralladura de cáscara de limón
pimienta negra recién molida
sal al gusto

Preparación:

Tueste las nueces en el horno a 350 grados o en una sartén en la estufa. (Personalmente prefiero el horno porque tienden a quemarse menos si uno está pendiente!). Deje enfriar completamente y pique en trozos medianos.


Para hidratar las cranberries, viértalas en una olla con agua y haga hervir el agua. Apague y deje reposar hasta que vea que se ablandan. Escurra y seque con una toalla de papel.

Con ayuda de una mandolina con cuchilla para corte fino, y con cuidado, o con un cuchillo para verduras, corte las repollitas en rebanadas delgadas.








Prepare la vinagreta: vierta el limón en un recipiente y agregue el aceite  de oliva poco a poco, revolviendo. Ajuste la sazón y la acidez y vierta sobre las láminas de repollitas. 



Agregue el queso  Parmesano, las nueces y las cranberries si las va a utilizar y revuelva. Ajuste la sazón de nuevo y sirva inmediatamente. 



Rinde aproximadamente 6 porciones.

Adaptada de The Little Epicurean.com 






martes, 23 de julio de 2013

Siempre con mis muffins




Los muffins ocupan un lugar muy especial en mi corazón, en mi trayectoria culinaria y en mi biblioteca. Alguna vez les conté que desde joven preparaba los muffins de salvado para ingerir fibra y mi hermana y yo los comimos durante muchos años, todos los días a la hora del desayuno.

Con el tiempo, cuando ambas salimos de la casa materna, se acabó la costumbre de comerlos todos los días, pero siempre he mantenido la fascinación por estos panecitos que se preparan tan rápido y que son un bocado perfecto a cualquier hora.

Durante mi última época en Colombia antes de viajar a los Estados Unidos, y a solicitud de mis amigos, arranqué un pequeño negocio casero de muffins. En esos tiempos alternaba la crianza de mis hijas con mi trabajo de traducción, con la producción a pequeña escala de muffins, y con la entrega a domicilio de estos en varios locales de Bogotá. O sea, solamente me faltó poner inyecciones!

En esos días, este era un producto poco conocido y las bolsitas volaban. Empecé a hacerlos de tamaño normal, pero como siempre le cuento a la gente, las señoras me pidieron que los hiciera más chiquitos porque el otro tamaño era demasiado grande para una sola persona. Yo acepté con gusto porque me dí cuenta que no se comían uno de los normales completo, pero sí hasta cuatro de los pequeños....

Otra vez los estoy comercializando, y los más populares siguen siendo los de chips de chocolate con los que crecieron los hijos de nuestro grupo de amigos, quienes  al probarlos después de tantos años, me enorgullecen al decir que les sabe a su infancia. Para mí, esos recuerdos de ellos asociados a mis productos,  no tienen  precio.

Hoy les presento una receta muy sencilla, como todas las de muffins, además, con  ingredientes saludables. Tienen fibra, poca grasa, y una textura húmeda exquisita que es el resultado de utilizar salsa de manzana, (applesauce, Ver Glosario) que es una sustitución de grasa que se usa mucho en productos de pastelería saludables para compensar la textura seca de las harinas integrales.

Esta es una receta perfecta para preparar con los niños para el desayuno del fin de semana.


Muffins de avena y salsa de manzana

Ingredientes:

1 taza de harina (1/2 taza de harina normal y 1/2 taza de harina integral)
3 cucharaditas de polvo de hornear
1/2 cucharadita de canela en polvo
1/2 cucharadita de sal
1/4 cucharadita de nuez moscada
3/4 taza de avena en hojuelas
1/4 taza de azúcar morena
1 huevo
1/4 taza de aceite vegetal
1/3 taza de leche
2/3 taza de salsa de manzana

Preparación:


  1. Precaliente el horno a 400 .F/200 C.
  2. Mida los ingredientes secos y vierta en un recipiente grande. Revuelva con un tenedor hasta que todo esté bien mezclado.

  1. Aparte, mezcle el huevo, el aceite y la leche, revolviendo bien. Luego adicione la salsa de manzana. 

Esta es la consistencia de la salsa de manzana Se consigue en el mercado con este nombre, producida por una marca local, empacada en frascos de vidrio.

Haga un hoyo en el centro de los ingredientes secos



Vierta los ingredientes húmedos y revuelva apenas hasta que todo esté integrado.


Llene los moldes de muffins engrasados hasta que estén 2/3 llenos. 



Lleve al horno  durante 15 minutos o hasta que estén ligeramente dorados y un palillo insertado en el centro de un muffin salga limpio.
Saque del horno, deje enfriar dentro de las latas durante 10 minutos, desmolde, y deje enfriar complemetamente.



Rinde: 12-14 muffins.

Puede guardarlos en la semana durante 2-3 días o  congelar empacados herméticamente durante 2 meses. 

Adaptado de The Muffin Cookbook de Don Armstrong


lunes, 8 de julio de 2013

Ensalada de vacaciones





Se siente como vacaciones.  Algunos seguimos trabajando, pero disfrutamos de  días soleados, la ciudad está menos caótica en cuanto a ruido y tráfico y en general, hay un ambiente más relajado. No sé si hablar de verano, pero con este clima, creo que se puede; o casi. La noche es otro cuento y el frío a veces me hace esconder, pero la luz del calor del día y la ausencia de  lluvia compensan el frío de la noche. No importa.

Para esta entrada escogí una ensalada de quinua como de vacaciones. Como para clima caliente porque es perfecta para comer en un día caluroso por lo refrescante de sus ingredientes, y por lo fácil. Para quienes tienen una finca y ya no saben qué más inventar, aporto este plato que estoy segura les va a gustar.

La versión original no tiene pollo, pero yo resolví  agregarlo para servirla como  plato único, pero pueden omitirlo y servirla como acompañamiento. Y confieso que por estar pasando por unos de esos momentos geriátricos (definidos como faltas temporales o absolutas de memoria) olvidé agregar el queso feta, por eso no ven rastros de él en la foto.  Pero recuerden que muchos  errores u omisiones en la cocina han dado origen a grandes platos...

Ensalada mediterránea de quinua

Ingredientes: 

1 pechuga de pollo con hueso
1/2 cebolla cabezona cortada en cubos
1/2 cucharadita de tomillo seco
sal y pimienta al gusto
1 taza de quinua cruda
2 tazas de agua
1/4 de taza de cebolla roja cortada en pluma (ver foto) o al gusto
jugo de un limón
1/4 taza de aceitunas Kalamata (negras) sin semilla, cortadas en rodajas 
4 cucharadas de aceite de oliva extra virgen 
2 tazas de cohombro europeo, (el que viene envuelto en plástico)  pelado y cortado en cubos
1 taza de tomates cherry cortados por la mitad o en cuartos, dependiendo del tamaño 
1/3 taza de queso Feta o costeño desmoronado
sal y pimienta al gusto

Preparación:


  1. Ponga a hervir el agua para la quinua en una olla con un poco de sal. Cuando hierva, añada la quinua, baje el fuego y cocine hasta que absorba toda el agua, unos 20 minutos. Baje del fogón, revuelva con un tenedor para esponjarla y vierta en un recipiente hasta que enfríe completamente. 
  1. Ponga la pechuga de pollo en una olla con agua fría que la tape y agregue la cebolla y el tomillo. Haga hervir, baje el fuego y cocine hasta que la pechuga esté tierna. Saque de la olla y deje enfriar para  poder desmenuzar,
  2. Mientras la quinua se enfría, corte los vegetales que va a usar en la ensalada. 

  1. Cuando la quinua esté fría, incorpore los tomates, el cohombro, las aceitunas, la cebolla y el pollo desmenuzado. 
  1. Cebolla roja cortada en pluma. Yo la enjuago con agua para que quede menos fuerte.

  1. Adicione el jugo de limón  y el aceite y sazone con sal y pimienta al gusto. Agregue más limón o aceite al gusto. 



Rinde aproximadamente 6 tazas (4-6 porciones).

Adaptada de Skinnytaste.com


viernes, 1 de marzo de 2013

Pollo con salsa de ciruela en paquete



Uno pensaría que dada las infinitas posibilidades que ofrecen las comunicaciones hoy día, el tema del menú diario casero es prueba superada. Estamos inundados de blogs, páginas web de todo tipo y procedencia, y con estilos, enfoques  y sabores para todos los gustos.  hay  y una proliferación de cocineros, teorías culinarias, tendencias y opiniones, pero sin embargo las planificadoras de menús prefieren una fuente manualita que les garantice que la receta es buena y que va a funcionar. Sobre todo esto último. Nada más estresante que tener que servir un desastre culinario después de haberse puesto en manos de los grandes productores de recetas, que aseguran , incluso en los comentarios de los usuarios, que la receta es a prueba de bala. Ahí es donde viene la publicidad gratuita que  me hago de nuestro Qlinaria.net.

Me hago propaganda  porque desde que comencé con este proyecto, mi principal meta ha sido presentarles recetas fáciles, con ingredientes asequibles, dentro de lo posible sanas, y  sobre todo, confiables.  Muchos lectores dan cuenta del éxito de sus ensayos y eso es motivo de gran orgullo para mí.

Otro propósito de esta página ha sido ofrecer alternativas diferentes pero que no intimiden, y para esto  trato  de presentar  instrucciones muy detalladas, y muchas veces  fotografías del procedimiento para desmenuzar esas recetas y  ponerlas más al alcance de todos. Creo que lo he logrado y seguiré investigando y trabajando para que siga siendo así.

La receta de hoy es un ejemplo de todo lo anterior: una lista de ingredientes manejable y sana, una preparación que aunque parece misteriosa no lo es, y un resultado liviano y muy gustoso.

Manos a la obra!


Pollo con salsa de ciruela en paquete

Ingredientes:

4 mitades de pechuga de pollo, sin restos de grasa visibles
2 cucharadas de salsa soya
1/2 taza de salsa de ciruela (yo usé la de La Constancia)
2 dientes de ajo triturados
1 zanahoria pelada y cortada en rodajas
1 pimentón rojo sin semillas, cortado en tiras
1 puerro limpio y cortado en rodajas delgadas
1 cucharada de jengibre fresco cortado en rodajas delgadas
120 gramos de maíz tierno (opcional)
1 taza de hojas de albahaca
20 gramos de mantequilla, derretida


Preparación:



1. Precaliente el horno a 180 grados C o 335 F.

2. Ponga el pollo, la salsa soya, la salsa de ciruelas y el ajo en un recipiente que no sea metálico. Revuelva para recubrir las pechugas de pollo con la mezcla y reserve.


3. Ponga la zanahoria, el pimentón, puerro, maíz si va a utilizarlo, albahaca y mantequilla derretida en un recipiente y revuelva para combinar bien. 



4. Corte 4 rectángulos de papel aluminio de 30 cms. x 40 cms. (Para esta entrada usé papel para hornear porque las fotos con el papel aluminio no funcionan bien, pero el  papel aluminio facilita el sellamiento de los paquetes por cuanto es completamente flexible).

 Divida la mezcla de las verduras entre los cuatro paquetes, coloque el pollo encima de estas y bañe con un poco de la marinada.


5. Para armar los paquetes de pollo, ponga pase el papel por encima del pollo y doble las esquinas del papel sellando con varios dobleces hasta que quede un paquete hermético.




Esta foto, para indicar cómo se pone el pollo en el tercio inferior del papel para que quede suficiente papel para doblar encima de este..



Haga varios dobleces en los bordes del papel para que el paquete quede bien sellado y hermético y  no se salga el vapor que ayuda a cocinar el pollo. (Si usa papel aluminio, no es necesario amarrar el paquete por cuanto los bordes permanecen sellados con solo hacer varios dobleces, uno sobre otro).



Coloque los paquetes en una lata que pueda llevar al horno y cocine durante 20 minutos o hasta que el pollo este cocinado por dentro.


  1. Sirva acompañado de arroz blanco.

Rinde 4 porciones.


(Adaptado de la revista Donna Hay, Edición # 28.

Hagan la prueba  sin miedo y  me cuentan cómo les va.








miércoles, 13 de febrero de 2013

Bienvenido Tomatillo!





Muchas veces me había preguntado por qué no podía conseguir el  tomatillo en ninguna parte en Bogotá. Pero restaurantes y almacenes tenían el dato bien guardadito, y a sus proveedores muy ocultos. Pues tengo el agrado de participarles que en los últimos días el tomatillo hizo su aparición tímida, escondido dentro de una canasta al lado de la caja registradora de uno de los grandes mercados de frutas y verduras de Bogotá. Me alegré tanto y creo que fue tan evidente, que la cajera se quedó mirándome como si yo fuera un perro verde.

Pero por qué tanta emoción? Qué es el tomatillo? Voy a empezar por responder la segunda pregunta. El tomatillo es una fruta de amplia utilización en la cocina mejicana donde recibe el nombre de tomate verde o miltomate y que de hecho, pertenece a la familia del tomate, pero con la característica distintiva de que está revestido por una cáscara o caparazón muy similar a la de la uchuva, lo que lo emparenta con esa fruta.  Su color, como el nombre mejicano lo indica es verde, incluso cuando está maduro, y su tamaño es mucho más pequeño que el de un tomate normal. Tiene un sabor, fresco, ácido y con cierto toque de limón. Es realmente delicioso.

Al retirar la caparazón (cuyo olor no es tan agradable) encontramos la fruta con una cáscara pegajosa, pero solo basta enjuagarlos y ya.


Y ahora, la justificación de mi felicidad: tengo que confesar que mi relación con el tomatillo, y específicamente con la salsa verde, fue  de amor a primera vista;  lo probé en la casa de una mejicana amiga (en forma de salsa verde) y luego empecé a ensayar varias preparaciones con pollo y pescado a los que acompaña y complementa perfectamente. Pero puede servirla al lado de picadas, como un dip con más o menos picante al gusto,  o incluso,  en guisos o como acompañamiento de comidas frías o calientes.

Para terminar los elogios al tomatillo, les señalo algunos de sus usos medicinales en Méjico: se emplea para problemas respiratorios y tos, para el dolor de oído, para las amígdalas inflamadas, afecciones digestivas y presión arterial alta, entre otros. Actualmente se están llevando a cabo investigaciones para determinar si tiene propiedades antibacterianas, anticarcinógenas  e hipoglucemiantes (para disminuir la concentración de glucosa en la sangre). O sea, parece que sirve para todo!

No respondo por su eficacia en el tratamiento de los males  anteriores, pero sí por su sabor exquisito. Los invito a ensayar el tomatillo en su preparación más sencilla y clásica, y después pasaremos a otras.




Salsa de Tomatillo asado (Salsa verde)

Ingredientes:

½ libra de tomatillos sin caparazón y enjuagados
1 jalapeño (o al gusto) sin tallo
2 dientes de ajo grandes pelados (o al gusto)
6 tallos de cilantro fresco  picados finamente (sin la parte gruesa y amarilla de abajo)
1/4 de una cebolla cabezona pequeña, picada finamente
Sal

Preparación:

1. Precaliente ell horno en broil.
2. Ponga los tomatillos, el jalapeño  y el ajo en una lata para el horno y coloque en la parrilla más cercana a la resistencia de arriba. 




Ase hasta que estén negros por partes y estén más blandos  (el color pasará de verde brillante a verde oliva) unos 5 minutos. 


3. Voltee y ase por el otro lado. 



Deje enfriar hasta que estén tibios. 

4. Pase los vegetales a la licuadora, junto con el líquido que se haya desprendido de los tomatillos. Añada el cilantro, el jalapeño (puede ser uno entero o menos, o más, al gusto) y 2 cucharadas de agua fría (puede agregar más según la consistencia que desee) y procese hasta obtener un puré grueso. 



 Vierta la salsa en un recipiente hondo. 




5. Enjuague la cebolla bajo el chorro de agua fría y luego elimine el exceso de humedad. Incorpore a la salsa y sazone con sal al gusto.

6. Sírvala acompañada de unas tortillas fritas, o salchichas, o chorizo, o lo que tenga a la mano.

Se acordarán de mí!