jueves, 29 de abril de 2010

Frittata en tiempos de muffin


Una de las pocas series de televisión que veo con mucha frecuencia es Grey's Anatomy (o "La Anatomía de Grey" en español); en estos días me ha venido a la mente varias veces la imagen de Izzie, esta médica rubia divina cuyo novio se muere después de un episodio muy intenso, y quien decide que la única forma de sobrellevar la pena es hornear muffins y más muffins y más muffins. No sé si sus amigos trataron de sacarla de la depresión porque estaban preocupados por ella o porque no querían ver un muffin más en su vida.

He tenido varias semanas que se podrían clasificar como de muffin, pero no he sucumbido a la tentación de hacer repostería en forma permanente; aunque estoy de acuerdo con Izzie en que es una actividad altamente terapéutica, no creo que tenga tanto éxito como ella en deshacerme de los productos.

Estoy segura que todo el mundo pasa por estas etapas de falta de inspiración, que son graves cuando uno tiene que poner comida sobre la mesa todas las noches. Por eso pensé en la frittata. Ya le había dedicado algunas líneas y una receta hace algunas semanas (Frittata de sobras de pasta) y considero que es un salvavidas perfecto para estos episodios ocasionales de parálisis creativa; además, tiene la ventaja de que puede armarse al gusto, con lo que se tenga disponible. Esto no la convierte en una ciudadana de segunda, sino todo lo contrario, siempre es deliciosa porque es una comida fresca, preparada al momento y con muy poco esfuerzo:

Frittata de queso Fontina, tomillo y champiñones

Ingredientes:

2 cucharadas de aceite de oliva
sal y pimienta al gusto
1 diente de ajo picado
8 huevos
3 cucharadas de queso parmesano rallado
3 onzas (1/2 taza/85 gramos) de queso Fontina
8 onzas (226 gramos) de champiñones tajados
2 cucharaditas de tomillo fresco picado o 3/4 cucharadita tomillo seco


Preparación:

1. Precaliente el horno a 400 grados F.

2. Caliente el aceite a fuego medio en una sartén de aproximadamente 10 pulgadas (25 cm) de diámetro que pueda ir al horno (Ver nota); agregue los champiñones y cocine hasta que doren ligeramente, unos 6 minutos. Reduzca el calor a bajo, adicione el ajo y el tomillo y cocine aproximadamente 1 minuto para integrar los sabores.






2. Mientras tanto, bata los huevos junto con el queso parmesano y el queso Fontina y sal y pimienta al gusto.






3. Agite la sartén para que la mezcla de champiñones se distribuya uniformemente sobre la superficie y agregue los huevos. Deje cocinar la frittata sin moverla hasta que los bordes empiecen a endurecer, aproximadamente 1 minuto.





4. Pase la sartén al horno y cocine hasta que los huevos se vean esponjados y cuajados, unos 10- 12 minutos.





Deslice o invierta sobre un plato, corte en tajadas y sirva.






Rinde 4 porciones.

Nota: Si usted no tiene un sartén con manija metálica que pueda ir al horno, cocine la frittata en la estufa primero por un lado, luego volteándola sobre un plato y deslizándola nuevamente dentro de la sartén para cocinar el otro lado.


Como siempre, los invito a crear sus propias combinaciones, pero señalo algunas posibilidades:

- Salmón ahumado, cebolla y eneldo
- Jamón, y espárragos
- Papa cocida y pimentón rojo
- Jamón y cebolla caramelizada
- Espárragos, espinaca y queso feta
- Calabacín, queso de cabra y cebolla blanca
- Tomate y queso de cabra
- Tomate, pimentón verde y cebolla

Varíe los ingredientes del relleno, las hierbas y los quesos que acompañan al Parmesano a su gusto, y disfrute!


Claro que también hay muffins de sal.....






miércoles, 21 de abril de 2010

fresa + ruibarbo = primavera


En otra entrada les hablé de lo feliz que estaba porque habían empezado a aparecer flores en todas partes, que es la señal de que llegó la primavera con todas sus delicias.Digo esto porque en el caso de muchos productos vegetales, pero especialmente de las frutas, el cambio de estación significa que se da una renovación en los mercados y que vamos a dejar de ver permanentemente las 20 variedades de manzana, que es prácticamente la única fruta que está disponible en abundancia en el invierno y que a estas alturas del año ya no provoca.

Aunque gracias a las tecnologías de almacenamiento y transporte hay muchos ingredientes que se consiguen todo el año, no hay comparación en calidad ni en precio con los de la época en que están en cosecha.

Esta introducción tan larga para poder llegar a decirles que estoy PRIVADA (feliz) de que llegó la cosecha de fresas y ruibarbo. Ya había comprado una cajita de fresas para entrar en ambiente, pero todavía no estaban tan arómaticas ni con tanto sabor. Pero esta segunda tanda estaba espectacular. Y el ruibarbo ni hablar. Así que resolví aprovechar para preparar este postre que estoy segura les va a encantar.

Este crocante combina los dos ingredientes, uno dulce y otro ácido que al cocinarse producen una mezcla de jugos pegajosa y exquisita. A esto se le suma un crocante preparado con avena y azúcar morena que uno se podría comer a cucharadas, más aún cuando está tibio. Y para redondear el daño: una cucharada de helado de vainilla.... qué más se puede pedir?

Crocante de fresa y ruibarbo

Ingredientes:

Relleno:
2 libras de ruibarbo lavado y cortado en rebanadas de aproximadamente 1/2 pulgada (1 centímetro)
1 libra de fresas sin tallo, cortadas en cuatro
1 1/4 tazas de azúcar granulada
3 cucharadas de fécula de maíz
2 cucharaditas de jugo de limón
1 cucharadita de extracto de vainilla

Crocante:
4 onzas (114 gramos) de mantequilla blanda
1 1/2 tazas de azúcar morena
1 1/2 tazas de harina
1 1/4 de taza de hojuelas de avena
3 cucharadas de aceite canola
1 1/2 cucharaditas de canela en polvo
3/4 cucharadita de sal

Preparación:

Para el relleno:

1. Precaliente el horno a 375 grados F.

2. Vierta el ruibarbo en un recipiente y agregue 3/4 taza de azúcar; deje reposar durante unos 15 minutos, revolviendo de vez en cuando. Ponga las fresas en otro recipiente con la 1/2 taza de azúcar restante y deje reposar durante 10 minutos, revolviendo ocasionalmente.

3. Con la ayuda de una cucharada con huecos, saque el ruibarbo del recipiente y páselo al de las fresas, sin agregar el líquido que haya soltado el ruibarbo. Agregue la fécula de maíz, el jugo de limón y la vainilla e incorpore todo bien. Pase la mezcla a un molde refractario suficientemente grande (9 x 13 pulgadas / 22 x 33 cms.)




Para hacer el crocante:

1. Combine todos los ingredientes en un recipiente mediano.



Utilizando la punta de los dedos, mezcle los ingredientes, hasta que se formen terrones grandes.




2. Rocíe el crocante de manera uniforme sobre el relleno de fresas y ruibarbo y cocine durante aproximadamente 30 minutos, o hasta que dore; (si ve que está dorando muy rápido, ponga un cuadrado de papel aluminio encima del crocante para evitar que se queme.

3. Reduzca la temperatura a 325 grados y cocine durante unos 30 minutos más o hasta que el relleno esté hirviendo y el crocante esté dorado.




Deje reposar durante 10 - 20 minutos antes de servir.





Sirva acompañado de un buen helado de vainilla.

Rinde: 6-8 porciones

Adaptada de la revista Food and Wine - Mayo 2006.

Como verán, la cantidad de crocante de esta receta es muy generosa y por eso es que el postre es tan popular. Si lo desean, pueden reducir las proporciones de los ingredientes para obtener una menor cantidad, con la privación que ello implica....

Igualmente pueden reducir la cantidad de azúcar a su gusto, y dependiendo de la acidez tanto del ruibarbo como de la fresa.

Para terminar, declaro oficialmente la iniciación de la temporada de fresas y ruibarbo, así que tengan paciencia. Ya vendrán otras cosas.



jueves, 15 de abril de 2010

Pizza en el domicilio



Hemos tenido un par de semanas muy agitadas porque a Silvia le llegó la hora de escoger la universidad. Como muchos de ustedes saben, en Estados Unidos este es todo un proceso que comienza dos años antes de que los jóvenes se gradúen de bachillerato. A pesar de que hemos tratado de no dejarnos contagiar de la ansiedad enorme que acompaña a esta decisión en la mayoría de los padres americanos y sus hijos, hay rituales de los que uno no se puede escapar, aunque los reduzca al mínimo, tales como la visita a las universidades “más opcionadas”. Así que viajamos al norte del estado de Nueva York y a Boston para el último vistazo a las finalistas.

A la fecha de este escrito, seguimos en proceso de análisis. Por ahora les cuento que la pastelería ya no es una de las opciones de carrera de Silvia, pero de todas maneras ocupa un lugar muy alto en sus afectos.

Una de estas noches de cansancio y pocas ganas de cocinar, resolvimos preparar una pizza en la casa; pensé que este podía ser un tema interesante para ustedes, porque al contrario de lo que se piensa, la preparación de la pizza es sencilla, y permite utilizar ingredientes que tenemos en la nevera o en la despensa para crear la combinación que más nos guste. Igualmente, al hacerla en casa, se puede controlar la calidad ( y el contenido de grasa) de lo que uno le agrega.

Otra vez les pido que le den una oportunidad a la levadura. tengo que reconocer que yo la evadí por mucho tiempo, pero que como he dicho en otras ocasiones, hoy día me fascina usarla porque cada vez que uno prepara algo que la contiene, es como si se hiciera magia. Lo más grave que puede pasar es que la masa no crezca como uno quisiera, pero no más. Si eso sucede, pues uno vuelve a ensayar ese día, u otro, o no vuelve a ensayar y listo... no pasó nada.

Masa para pizza

Ingredientes:

1 paquete de levadura en polvo (2 1/4 cucharaditas o 1/4 de onza)
½ taza de agua ligeramente caliente (100 - 110° F)
Una pizca de azúcar
1 ¾ - 2 tazas de harina
1 cucharada de aceite de oliva
1 cucharadita de sal

Preparación:

1. Vierta el agua en el recipiente de la batidora y espolvoree la levadura encima del agua con la pizca de azúcar. Deje reposar durante 5 minutos hasta que la levadura esté esponjosa.

2. Adicione el aceite de oliva, la sal y la harina (yo uso 1 ¾ taza) y bata con la batidora a baja velocidad hasta que se integre y forme una masa manejable.




3. Pase a una superficie ligeramente enharinada y amase hasta obtener una masa elástica, unos 5 minutos.




4. Coloque en un recipiente engrasado, tape con papel plástico y deje reposar en un sitio cálido, (tal como el horno apagado con la luz encendida) hasta que haya doblado su tamaño, entre 45 minutos y 1 hora.



Así debe verse la masa después de crecer:



5 Precaliente el horno a 425 grados F, y precaliente también las latas sobre las cuales va a cocinar la pizza; esto garantiza que la masa quede tostada por debajo.

6. Divida la masa en dos porciones para pizzas medianas o en 4 para pizzas personales; ponga cada una de las pizzas en un papel de hornear o rociado con maíz molido (que evita que se peguen) o sobre una tabla que le permita deslizarlas sobre las latas que está precalentando; amase cada una con las yemas de los dedos hasta que obtenga una masa muy delgada; hay que tener en cuenta que va a crecer aún más en el horno:




7. agregue los condimentos que desee. En este caso escogimos queso mozarella, rebanadas de tomate, albahaca, aceitunas negras, un poco de sal y rociamos con un aceite de oliva:




8. Cocine en el horno durante aproximadamente 15 minutos o hasta que la pizza se vea dorada y tostada.




Sirva inmediatamente.

Esta masa se puede cocinar en el asador, para lo cual se pone sobre la parrilla por ambos lados, dejando cocinar hasta que se pueda despegar fácilmente y luego se agregan los condimentos y se termina en el horno como se explica arriba.


Adaptada de recetas de Donna Hay y Susan Watterson.

TAREA PARA PRONTO: "Domesticar" un paquete de levadura y contarme sus experiencias.

Que tengan una buena semana.

miércoles, 7 de abril de 2010

Wraps y flores de cerezo




Este no es el título de una receta, aunque bien podría serlo dados los extremos creativos a los que han llegado algunos chefs… pero bueno, esa es una controversia a la que no me voy a ocupar en este momento. El tema de la entrada de hoy son los wraps, que había prometido presentar cuando hablé de las opciones para llevar en la “lonchera” para el almuerzo.




Las flores de cerezo están aquí porque quiero compartir con ustedes unas par fotos de estos árboles tomadas durante la breve temporada anual en que florecen los miles de ellos que hay en Washington. Parte de ellos son una donación del gobierno del Japón y se empezaron a sembrar en año de 1912





Ahora sí pasemos a los wraps.

Varias culturas han usado el método de “envolver” la comida de alguna forma para crear mezclas fáciles de comer. Entre ellas, obviamente la primera que viene a la mente es la mejicana que utiliza las tortillas blandas y tostadas, de harina o de maíz, con una cantidad de rellenos diferentes. En el Medio Oriente se usan panes planos como la pita o el lavash y en las culturas asiáticas se utilizan crepes de arroz y vegetales tales como diversos tipos de lechuga o acelga, entre otras cosas, para preparar alimentos envueltos.

Dado que en nuestros países de habla hispana están ampliamente disponibles las tortillas, voy a ilustrar la forma en que se prepara un wrap con una de ellas, pero por favor ensayen lo que tengan a su disposición en su área; lo importante es el concepto del wrap, y lo demás es cuestión de inventiva.

Wrap con atún y queso feta

Ingredientes:

1 tortilla de maíz, de harina o integral
1 cucharada de tahine o hummus (puré de garbanzo) comercial o hecho en casa
½ lata de atún (u otra carne tal como pollo cocido o pavo)
¼ taza de lechuga picada y lavada
½ tomate Roma (chonto) picado en cuadritos
Sal al gusto
2 cucharadas (o al gusto) de queso feta desmenuzado
1 cucharadita de albahaca cortada en tiras
3-4 aceitunas negras rebanadas

Preparación:

Ponga la tortilla en una superficie plana y esparza el tahine sobre la superficie de la tortilla.




Vaya agregando los ingredientes, hacia la parte inferior de la tortilla que está más cerca a usted, dejando un borde libre hacia abajo y hacia los lados de la tortilla para poder envolver con más facilidad:



Sostenga los bordes de la tortilla y doble hacia adentro, para sellar por los lados.



Luego empiece a enrollar la parte de la tortilla donde se encuentra el relleno, volteando hasta que se encuentren las puntas de la tortilla.





Ponga un poco del tahine en el extremo de la tortilla donde se encuentran los dos bordes, para “pegarlos”, y cierre el wrap.



Corte por la mitad si lo va a servir de inmediato, o envuelva en un papel encerado apretado, para que conserve la forma, si lo va a llevar para el almuerzo.



Y para terminar, sugerencias de alternativas para preparar wraps:

1. Tortillas de maíz, de harina, integrales, o lavash (pan plano del Medio Oriente) si está disponible, etc.
2. Para aderezar: Mostaza, mayonesa, tapenade (pasta de aceituna) pasta de pimentón, mostaza de miel, una vinagreta cremosa, queso crema, tahine, etc.
3. Carnes: Trozos de pollo asado, pavo, jamón, atún, carne asada fría en tajadas delgadas, salmón u otro pescado ahumado o cocido y frío, etc.
4. Quesos en cubos, tajadas o desmoronados..
5. Verduras: Zanahorias, calabacines o pimentones en tiras, lechugas, repollo, espinaca, rúgula, cohombro, tomates en cuadritos, cebolla larga o redonda picada o en tiras, aceitunas, garbanzos, chiles picados, etc.
Hierbas: Albahaca, perejil, orégano, menta, yerbabuena, etc.

Como ven, nuevamente se trata de atreverse a crear combinaciones nuevas y a su gusto para poder cambiar todo el tiempo. Mi única recomendación es que no se excedan en la cantidad de aderezo o vegetales que contengan mucha agua tales como tomate o cohombro, para que la tortilla no se ablande demasiado. Por lo demás, no existen límites.



jueves, 1 de abril de 2010

Panecitos de viernes santo (hot cross buns)



Este año Silvia y yo finalmente nos embarcamos en el proyecto de preparar estos panes que nos han llamado la atención desde que llegamos a Estados Unidos, porque todos los años, sin falta, empiezan a aparecer en los mercados y panaderías una o dos semanas antes de Semana Santa.

Una de las ventajas de escribir en Qlinaria es que tengo excusa para dedicarme a probar estas recetas que de otra manera no haría. No por falta de interés, porque todo lo relacionado con cocina me seduce, sino porque nos aterroriza acabar siendo los depositarios de los ensayos. O sea, acabar comiéndonos todo el ensayo. Esto para decirles que este corre por cuenta de ustedes!

Bueno, primero un poco de historia. Parece ser que los tienen un origen antiquísimo; algunos dicen que los griegos preparaban una versión de un pan con una cruz y luego lo hicieron los sajones. Finalmente se adoptaron en Inglaterra como tradición del viernes santo y de allí que tengan estampada la señal de la cruz. Durante una época fueron prohibidos por en este último país por considerar que era una imposición católica sobre las personas de otras religiones, pero finalmente fueron autorizados por ley, aunque solamente para ser consumidos en semana santa y pascua. Existe una canción infantil del mismo nombre que es de aprendizaje obligado en todos los países de habla inglesa.

Vamos a la receta. Se trata de unos panes ligeramente dulces, con especies y pasas de Corinto (currants) o uvas pasas, que le dan un color crema claro. La receta que aparece a continuación es una adaptación de la receta de Martha Stewart, quien afirma que los prepara todos los años para pascua usando la receta de su madre. Como la mayoría de las recetas de pan, es necesario disponer de mucho tiempo libre para prepararla por cuanto la masa debe reposar y crecer dos veces. Pero como todos los panes, verlos crecer en el horno al final resulta muy gratificante.

Yo sé que muchos de ustedes salen corriendo a la mención de levadura en una receta, pero también sé que otros van a querer ensayarlos.


Panecitos de Viernes Santo

Ingredientes:

12 cucharadas (168 gramos) de mantequilla derretida y a temperatura ambiente y un poco más para engrasar un recipiente
1 taza más una cucharada de leche entera
½ taza de azúcar granulada
4 ½ cucharaditas (dos paquetes de ½ onza/14 gramos) de levadura en polvo
sal gruesa
¾ cucharadita de canela en polvo
¾ cucharadita de nuez moscada recién rallada
4 huevos, batidos ligeramente, más una clara de huevo
5 ½ tazas de harina, más la necesaria para engrasar el mesón de la cocina
1 1/3 taza de pasas de Corinto o uvas pasas
1 cucharada de agua
2 tazas de azúcar pulverizada o impalpable, cernida
2 cucharadas de jugo de limón recién exprimido

Preparación:

1. Engrase un recipiente con mantequilla. Caliente 1 taza de leche en una olla, hasta que esté caliente (110° F/43° C). Vierta la leche en el recipiente de la batidora y use el accesorio para amasar, o ponga la masa en un recipiente donde la pueda revolver cómodamente con una batidora de mano. Agregue la mantequilla, azúcar granulada, levadura, 2 cucharaditas de sal, la canela, la nuez moscada y los 4 huevos enteros y mezcle a baja velocidad.

2. Agregue la harina, una taza a la vez, hasta que se forme una masa suave y pegajosa alrededor del accesorio de amasar. Continúe batiendo, raspando los bordes del recipiente de la batidora y el accesorio de amasar hasta que la masa se desprenda completamente del fondo y esté suave, unos 4 minutos más.

Si está usando una batidora, bata la masa hasta que la batidora lo haga sin dificultad y luego hágalo a mano.



3. Agregue las pasas y mezcle hasta que se incorporen a la masa. Pase la masa al mesón o tabla de amasar enharinada y amase hasta que las pasas estén completamente incorporadas.



Forme una bola con la masa y pase al recipiente engrasado, dando vuelta para que la bola quede engrasada por todos lados. Cubra el recipiente con plástico y ponga en un sitio donde no reciba corrientes de aire. (O en el horno apagado con la luz prendida). Deje reposar durante 1 hora y 30 minutos o hasta que se duplique el tamaño de la masa.



4. Engrase una lata de aproximadamente 11 x 17 pulgadas (28 x 43 cms). Saque la masa del recipiente , ponga de nuevo en la superficie enharinada y amase brevemente para sacar el aire. Forme 24 panes redondos, (de aproximadamente 2 onzas/55 gramos cada uno) templando la masa para que quede una bola lisa. Acomode los panes en la lata engrasada con ½ pulgada/1 cm de separación entre ellos y cubra la lata con papel plástico. Deje reposar nuevamente en el horno apagado durante 1 hora para que crezcan.



5. Precaliente el horno a 375° F. Al término de la hora, mezcle la clara de huevo con la cucharada de agua y una pizca de sal y bañe los panes con esta mezcla con la ayuda de una brocha de pastelería. Luego haga un corte en forma de cruz sobre cada panecito con ayuda de unas tijeras de cocina o un cuchillo muy afilado.



6. Lleve la lata al horno y cocine los panes durante 10 minutos. De vuelta a la lata y cocine durante 10 minutos adicionales, o hasta que estén ligeramente dorados.




Saque del horno y deje reposar los panes en la lata durante 30 minutos.

7. Mientras tanto, mezcle la azúcar pulverizada, el jugo de limón y la cucharada de leche restante hasta que formen una pasta suave. Con ayuda de una cuchara o una manga pastelera, trace una cruz sobre cada uno de los panes.



Rinde: 24 panes


Sírvase un café y pruébelos mientras están calientes, como reza la canción infantil, Hot Cross Buns. La leyenda dice que los panes preparados el viernes santo se conservan perfectamente durante un año contado a partir de la fecha en que se hornearon. No creo que vayamos a ser capaces de comprobar si eso es cierto.

Felices Pascuas!